Es más habitual de lo que pensamos que vivamos nuestra maternidad en soledad.
Cuando acabas de tener a tu bebé el mundo se para, las rutinas cambian y las personas de tu alrededor siguen con su vida, con sus trabajos, con sus planes de ocio, y tu vas al ritmo de tu bebé, depende de sus sueños, de sus baños, de sus tiempos de alimentación…
También hay veces que elegimos una forma de crianza diferente a la de familiares y amigos, y por ello nos llueven críticas, nos sentimos cuestionadas e incluso juzgadas.