Lactancia y embarazo, ¿es bueno o malo?

Hace poco, mientras contaba a otras embarazadas que seguía dando el pecho a mi hijo estando embarazada, me hicieron esta pregunta y me dejó un poco descolocada.

No me había planteado si era bueno o malo dar el pecho durante el embarazo, simplemente nos llegó el momento de buscar otro hijo, y las necesidades del que ya teníamos pasaban por seguir mamando. No me había cuestionado si era bueno o malo para mí, para el embarazo o para los niños cuando nazca la pequeña.

En el momento contesté que no era bueno ni malo, que como todo en la vida tenía sus ventajas y desventajas. Durante los primeros días después del parto cuentas con un succionador experto que te puede ayudar a descongestionar el pecho si lo necesitas, pero también tienes a un niño de 2 años que puede expresar sus celos a través de la demanda de la teta y que eso te suponga una tensión añadida.

Sin embargo, si me fío de las respuestas de los sanitarios que me han visto durante este embarazo y antes, es súper perjudicial. Ya lo contaba Rocío en esta entrada.

Siempre he estado delgada, es mi constitución y el estrés, las preocupaciones o una vida activa me hacen adelgazar. Pero desde que doy el pecho, mi delgadez se debe a la lactancia. Cuando explico que en realidad me quedé por debajo de mi peso cuando me incorporé a trabajar después de la baja de maternidad, y tuve que separarme de mi hijo y hacer malabares para llegar a todo, ya han dejado de escuchar.

Cada vez que un ginecólogo ha visto en mi historia que sigo lactando me ha explicado los riesgos que supone para mí (que los hay, pero en situaciones muy específicas), hasta que en la última consulta me dijeron que suponía mucho esfuerzo para mi cuerpo. No me dijo en qué se basaba, y fijándome en mí misma ya había dejado atrás el cansancio del primer trimestre y estaba cogiendo peso con normalidad. Así que decidí investigar si sus palabras podían ser ciertas.

Busqué en mis apuntes de Asesora de Lactancia y en Alba Lactancia para confirmar lo que ya me temía. Sanitarios desactualizados que infunden temores sin ninguna evidencia.

Durante el embarazo la producción baja mucho (de ahí que muchos niños se desteten solos en este momento) por lo que los requerimientos para el cuerpo de continuar con la lactancia no suponen un exceso. Además en Alba Lactancia muestran los datos de un estudio en el que se revela que las diferencias en la ganancia de peso en las madres no eran significativas como tampoco los niveles de hemoglobina en sangre (por una posible anemia).

También se hizo un estudio (Merchant, 1990) en el que se examinó el peso de los recién nacidos de mamás lactantes y mamás sin lactar, y no había diferencias significativas.

Lo que sí es cierto, y esto también lo puedo decir por mi experiencia, es que las tomas pueden resultar molestas por la alta sensibilidad en el pecho. Así que como siempre, cada mujer debe hacer lo que sienta para respetar a su hijo y a sí misma.

Nosotras, las madres, somos las que debemos tomar la decisión de lactancia sí o no durante el embarazo basándonos en información contrastada y actualizada, no en mitos que por ser repetidos por personas con bata blanca, no dejan de ser mitos.

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